FINAL DE LA NCAA. KENTUCKY- KANSAS STATE. PASIÓN UNIVERSITARIA CON VISTAS A LA NBA.

Nueva Orleans será la sede de una nueva final de la NCAA, una de las competiciones más seguidas a nivel nacional en Estados Unidos. Es probable que las audiencias de este partido superen incluso a las de las propias finales de la NBA, y es que hoy es la culminación de un largo, y difícil camino para estas dos prestigiosas universidades, la Kentucky del mediático John Calipari, y Kansas State, del técnico Bill Self. A las 3 de la madrugada, hora española, dará comienzo la batalla por alcanzar una gloria sólo al alcance de unos pocos privilegiados. Además esta será una gran oportunidad para los aficionados para poder conocer al probable número 1 del draft, y futura estrella de la NBA, el pivot de Kentucky, Anthony Davis. Sin embargo, no será el único aliciente. En los banquillos se enfrentan dos entrenadores con perfiles diferentes, pero con alguna cuenta pendiente del pasado. Sin llegar a la extrema rivalidad de Calipari-Pitino, hay que recordar que Kansas fue la Universidad contra la que Calipari perdió la final de 2008, aunque en esa temporada estaba al frente de los Tigers de Memphis, aunque perdería en los despachos por el caso de Derrick Rose. Además Calipari fue técnico asistente de Kansas en sus comienzos en los banquillos.

Sin embargo, vamos a centrarnos en lo que los cerca de 70.000 espectadores podrán contemplar esta noche en directo. Sobre el parquet dos estilos de juego diferentes. Los Wilcats de Kentucky combinan altas dosis de talento, y de físico, lo cual le permite imprimir una intensidad a los partidos muy alta, suficiente para doblegar a la mayoría de sus rivales. El trabajo defensivo se apoya en la excelente defensa individual del perímetro, que dificulta la circulación del ataque rival. El muro que supone la presencia de Anthony Davis bajo los tableros es determinante para este equipo, si es capaz de no meterse en problemas de faltas, Kentucky tendrá la primera batalla ganada en esta dura guerra. El talento anotador de Doron Lamb, o Teague desde la dirección, supone un salto de calidad a una plantilla ya de por sí equilibrada. Otro diamante a seguir será Kidd Gilchrist, un alero con un recorrido NBA muy a tener en cuenta, físicamente impecable. Su balance de 36-2 esta temporada demuestra que desde el principio mostraron bien sus credenciales para obtener este título. Hay que recordar que ya llegaron la temporada pasada a la Final Four. Sin duda es el gran favorito en las apuestas, pero esta competición es tan especial, e imprevisible...que se lo pregunten a Ohio State.

Y es que la semifinal que disputaron Kansas, y Ohio parecía tener un ganador claro, la dinámica de juego, y la diferencia en el marcador indicaba que Ohio volvería a disputar una final. Sin embargo, la fe, y el trabajo de los pupilos de Self obró el milagro, remontando los 12 puntos de diferencia existentes al descanso. Con una trayectoria algo más irregular, su balance de 32-6 también dejaba claro que estamos hablando de una Universidad con un gran prestigio, jamás hay que dar por muerto a un conjunto como este. Su líder, Thomas Robinson, otro ala pivot con un futuro más que prometedor en la NBA, un jugador con una gran fuerza física, que colecciona dobles-dobles en su año senior. Sin un juego tan espectacular, ni tan físico como el de Kentucky, todas las opciones de Kansas pasan por tener un control del ritmo del partido desde la defensa, no permitiendo situaciones de transición rápidas, ni segundas opciones a los hombres de Kentucky. La concentración será fundamental, y es que otro inicio como el de semifinales, y las opciones de remontada serán mínimas. La elaboración de sus jugadas tienen como referencia tanto a Robinson, como a Tyshawn Taylor, un base eléctrico que genera mucha ventaja en situaciones de bloqueo directo, además es de los pocos que puede decir que cuenta con experiencia internacional, dado que defendió a Estados Unidos en el Mundial Sub 19 disputado en Australia. En esta temporada hemos vuelto a ver un número alto de jugadores interiores de raza blanca americana, una especie casi extinguida desde los tiempos de Brad Miller, salvo por el excepcional caso de Kevin Love. Uno de los jugadores que mejor impresión ha causado es Jeff Withey, un 7 pies (2,14) con una gran movilidad, aunque carece de la intensidad suficiente para ser top 5 en el próximo draft. El factor X de Kansas puede recaer en la figura de Elijah Johnson, su acierto desde el perímetro puede sorprender a la correosa defensa de Kentucky.

Es muy difícil saber a ciencia cierta qué equipo se alzará  con esta edición de la NCAA, el número de equipos que han formado parte es tan grande que muchos aficionados se sorprenderían de las dimensiones que adquiere esta competición. Por el camino se han quedado otras potencias como Duke, o la favorita de Barack Obama, la prestigiosa North Carolina. Muy pocos son los afortunados de poder vivir una competición como esta, y menos aún los que consiguen la gloria. El futuro de muchos de estos jugadores está marcado, como destino final la NBA, el mundo profesional, y de los contratos multimillonarios, los jugadores tienen prohibido cobrar en su etapa universitaria, aunque eso no quita que el entrenador de Kansas cobre más de 3 millones, y Calipari roce los 5 millones de dólares, sin contar plus. Kentucky parte con cierta ventaja, aunque Kansas tratará de dar la sorpresa.

Por Alex Senra del Cerro
Entrenador superior baloncesto
Analista NCAA JGBasket