REFLEXIONES SOBRE LA ELIMINATORIA REGAL BARCELONA-REAL MADRID

Hemos asistido a una brillante eliminatoria entre dos de los mejores equipos de la Euroliga, una partida de ajedrez entre dos grandísimos entrenadores, Ettore Messina, y Xavier Pascual..

Messina era consciente que las únicas posibilidades que tenía su equipo para derrotar al Barça pasaban por anular la filosofía de juego de su rival, que ha convertido al Barça en un rodillo tanto en la liga ACB, como en la Euroliga. Lo primero era disminuir la aportación ofensiva, la barrera eran los 70 puntos en la que las probabilidades de victoria del Real Madrid aumentaban considerablemente. Segundo, para conseguir el primer objetivo era vital anular ofensivamente la capacidad ofensiva de Navarro, y frenar al máximo la capacidad de dirección de juego de Ricky Rubio, todo ello sin perder de vista que el Barça cuenta con una profundidad de banquillo sólo al alcance de Olympiakos, de hecho el héroe en la victoria en el primer partido fue Pete Michael, junto a Siskauskas y Eidson (Maaccabi) los mejores aleros altos de Europa.

La gran virtud del Madrid fue la paciencia que tuvo en ataque, seleccionando la mejor opción en cada posesión, con un buen equilibrio entre juego interior y exterior, donde cabe destacar la brillante actuación de Ante Tomic, cuyo juego no encontró respuestas defensivas eficaces por parte del Barça.

La eliminatoria llegaba empatada a 1 a Madrid. La resaca de los dos primeros partidos recayó sobre la bajísima aportación de las dos máximas referencias del Barça, Ricky Rubio, y especialmente Navarro.

¿Crisis?, ¿Navarro?, suelen ser dos palabras que no solemos encontrar en la misma frase, y es que con el inicio de tercer partido se encargó de dinamitar cualquier opción del Real Madrid, rompiendo los esquemas y los planteamientos de Ettore Messina. Sin embargo, vayamos mas allá, el principal responsable de devolver el factor cancha a favor al Barça fue Xavi pascual, cuyo planteamiento inicial, cimentado en una defensa excelente en la primera parte, permitió que su equipo adquiriese una distancia en el marcador lo suficientemente amplia como para sentenciar el partido.

El Barça volvió a sacar el rodillo imponiendo su estilo de juego desarticulando los esquemas ofensivos de su rival, forzando malas selecciones de tiro, con la consecuencia directa de una disminución en los porcentajes de tiro respecto a los dos primeros partidos. El único jugador capaz de mantener su nivel de juego fue Tomic, referente en el juego interior del Madrid con sus 22 puntos, pero sometido a una defensa más férrea sobre el. El Madrid apeló al corazón buscando esa remontada que nunca llegó.
 

Tras la victoria azulgrana el martes, el jueves se pusieron todas las cartas sobre la mesa, y en Vistalegre asistimos al cierre de la eliminatoria, obteniendo el barça su merecido billete hacia la Final Four de París.

Fue un partido vibrante, en la que la actuación de Reyes, Tomic, y un Llull que cada día apunta más a futuro NBA, no pudo doblegar al cuadro catalán, capitaneado por un letal Navarro, y por el prodigio Ricky Rubio, quién a sus 19 años muestra una templaza, y una capacidad de dirección, al alcance de unos pocos privilegiados en el baloncesto Europeo.

Mucha tensión, sin embargo pocas sorpresas pudimos ver, y es que el conocimiento que se tienen ambos equipos es máximo, dado el número de partidos que han disputado en lo que llevamos de temporada. Aunque sería cuestión de abrir otro debate.

Mucha suerte en París.

Por Alejandro Senra del Cerro
Entrenador Superior Baloncesto
Analista JGBasket